La capacidad de observar; saber escuchar y tener empatía; emplear un lenguaje adecuado para su público, a menudo claro, sencillo, directo; y naturalmente, el tener un propósito, son ejemplos de habilidades que tiene que tener un buen comunicador, y por lo tanto, es muy difícil reunir todas ellas.
Una persona observadora anticipa qué debe decir, cómo decirlo y con qué énfasis; reconoce el ánimo de su público y lee de forma correcta las respuestas de cómo se está recibiendo el mensaje, de modo que va ajustando la intensidad o longitud.
Un buen comunicador también debe escuchar, atender a lo que está diciendo el otro, ya que favorece que los demás se manifiesten sin barreras, expresen con confianza sus opiniones, o se dispongan a entender mejor lo que se les presenta.
El saber escuchar es una cualidad y habilidad que va de la mano con la empatía, que muy pocas veces desarrollamos. Los buenos comunicadores se ponen el lugar del otro para así comprender su opinión mejor y saber cómo relacionarse con ellos.
Un buen comunicador articula de manera adecuada un lenguaje sencillo, directo y eficiente. Por tanto, debe conocer sus fortalezas y debilidades al gesticular, al variar la entonación, al poner énfasis con los gestos y ademanes y al manejar las pausas y silencios.
Todas estas son las habilidades que debe tener un buen comunicador si quiere transmitir su mensaje de forma correcta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario